La gran ausente
No digas que te tengo abandonada, ni que soy un ingrato, por favor. Tengo como excusa un año colmado de experiencias en el que siempre estuviste presente de forma tácita. No se lo dije a nadie, pero te dedico la culminación de mis estudios de post-grado. Luego de 4 arduos años de trabajo, me ortorgarán un pedazo de cartón con la palabra "Doctor" y el prolijo nombre que me heredaste, con suerte en la misma línea. No te preocupes, haré lo posible para que no se me suba a la cabeza. Al igual que tú siempre me ha incomodado el hábito que tenemos en Ecuador de llamar a la gente por su título, aunque nunca me atreví a cuestionarlo. Al cabo de 7 años de expatriado, ya no resistiría que me llamaran por otro nombre que el que tú y mi papá me dieron*. En la lista de personas a quien debo agradecer por este logro, tú estás en el top 1. Esa tiranía con la que me instabas a cumplir con mis tareas se convertiría en la disciplina que me ha permitido seguir con mi carrera hasta el día de hoy. Te debo tanto.
He dejado Francia por Dinamarca. Estoy seguro que esa decisión te sorprenderá. - ¿Por qué migrar a esas gélidas tierras, negro? - dirías. Ahh.. recuerdo con ternura como me negreabas. En los Estados Unidos probablemente nos tacharían de racistas; pero como sabemos "negro" es solo una palabra. La genuina intención de una frase depende de la intención del emisor y la interpretación, del receptor; y como sabes no soy quisquilloso. Y vaya que no lo soy, negrearme tú es ser "caretuco". El comal le dijo a la olla.
Aunque fui muy dichoso en Francia, ese gusanillo viajero no me dejó rechazar la oferta de trabajar aquí por un tiempo. Nuevo país, nueva gastronomía, nuevo idioma. Sí, quiero aprender danés. Y ya sé lo que vas a decir. - "Ñegro políglota". Ahh.. como añoro esa loca palatización de la palabra "negro" que acuñaste. Eras un loquilla a la hora de mimarme. Aunque no te imagino mimándome en frente de mis amigos (¡no te atrevas!), te figuro haciéndolo en mis continuas añoranzas.
Estoy seguro de que a este punto estás ansiosa de que te cuente sobre mi nuevo lugar de residencia. Tienes razón al catalogar a estas latitudes de gélidas. Ahh.. ya sé que vas a decir. Sí, tengo ropa apropiada para sobrellevar el invierno. A mis 31 años soy capaz de saber qué vestir para no perecer de hipotermia. Debo aclararte sin embargo que lo más duro de Escandinavia, no es el frío sino la falta de luz. Estoy resignado a no ver el sol en mucho tiempo y eso significa que terminaré menos "ñegro" al cabo de mi estancia aquí. Seré un "ñegro lavado" si me remito a tus modimos. Y creo poder otra vez predecir lo que estás pensando.. "¿qué comes, ñegro?, ¿sí te alimentas bien?". Debo insistir en lo mismo. Nadie puede sobrevivir 4 años de tesis en latente desnutrición. La experiencia me ha enseñado qué comer para no morir de inanición, si bien la gastronomía en estas frías latitudes es ciertamente deprimente. Te aclaro, sin embargo que eso no significa que la gente se alimente mal. Dudo mucho que los esbeltos y robustos daneses que observo por la calle sean el resultado de pobres hábitos alimenticios. Recuerdo como te gustaba el pan. Si crees que el pan de la sierra ecuatoriana es exquisito, deberías probar el de acá. Estas tierras son ricas en mariscos también. Puedo imaginar la fruición en tu carita. Creo que tú y yo podríamos comer rico aquí. Lo único que me haría falta sería encontrar esos productos "criollos" que jamás podrías dejar. ¿Te he dicho que eres "chola" para comer? Ahora que lo recuerdo, repetidas veces.
No debería concluir una misiva con pensamientos tristes, pero creo que es ineludible advertir que tú has sido la gran ausente en estas últimas semanas de mi vida. Mientras escribo estas palabras comprendo porque mi dicha no ha sido plena. Me hicieron falta tus lágrimas de regocijo, tus abrazos, tus caricias, tus mimos. Aunque siempre pretenda ser fuerte, debo confesar que la imagen de la última vez que te vi en el aeropuerto, llorocita y acongojada, nunca me ha abandonado. Aunque a veces me lastima, también me produce una inefable ternura. Ternura, eso es lo que me inspira tu recuerdo.
* Excepciones incluyen tu cariñoso "Luigi", "Tobi" como me decían mis amigos del colegio y la versión francesa de Luis (Louis) que suena genial :)