No soy muy afecto a los calendarios pero cuando de ti se trata cedo ante esa inevitable ilusión de que el tiempo es cíclico. Un reconfortante periplo en compañía de alguien muy especial para ti y para mi mantuvo mi mente alejada de pensamientos tristes y tribulaciones. El día de la madre pasó casi inadvertido frente a las hermosas playas de la costa mediterránea, conviertiendo tu recuerdo en una dulce muletilla que repetíamos con una inexplicable mezcla de melancolía y solaz. Sé que disfrutabas mucho de las fotos que te envié en los últimos dos años; que vivías a través de mis experiencias turísticas. Esta vez fui yo quien vivió a través de tus sueños de conocer el viejo continente. No hubo lugar donde no evocáramos tus anhelos y no estuvieras presente en nuestras conversaciones.

Luego cuando creí que la tormenta había dado lugar a la tan anhelada calma, volviste a mis sueños tal y como habíamos acordado; siempre viva, locuaz y de buen talante, no como yo que siempre estaba ansioso de que no te fueras. Fue inevitable no notar que el calendario pronto marcaría un año desde tu partida. Un año matizado por un abanico de emociones contradictorias. Tristeza porque al igual que tú, otros tuvieron que partir. Alegría por una que otra meta cumplida. Melancolía porque no pudiste verlo. Júbilo al recibirlos a mi padre y a tu perenne recuerdo bajo a mi techo. Parecería más bien que la tristeza y la alegría son las cíclicas en esta vida.

Siempre sostuve que el día en que te fueras, sería como el comienzo de una nueva vida; una misteriosa era en la que tendríamos que aprender a vivir como una orquesta sin director. Sé que lo menos que deseas es que sufra, pero me temo que es imposible. No puedo mirar al futuro sin de vez en cuando echar un vistazo al pasado y comparar este vacío con la plenitud que tu compañía supuso en mi vida. Pero no todo está perdido. De vez en cuando siento una ráfaga de positivismo que convierte tu recuerdo en una dulce evocación, la cura contra la llaga que él mismo aviva. Sé que otros que tuvieron la oportunidad de amarte, han decidido rendirte homenaje al cabo de este año. En esos momentos puedo sentir esa brisa manifestándose ora como un sano orgullo, ora como un momento jocoso cuando tus ocurrencias afloran de súbito en mi mente. Creo que ya es suficiente de perturbar tu descanso. Mientras yo viva, tú también lo harás.